Entonces, eres un valiente porque te voy a dar la lata con todo el rollo… ¡Es broma!.
Si estás aquí es porque necesitas saber algo de mí, te contaré mi pequeña historia…
Nací pequeñito, como todos supongo… en un pequeño pueblecito de la Galicia profunda, cuando ya era un adolescente me fui para la ciudad con idea de cambiar de aires y comenzar mi trayectoria profesional. Hice un poco de todo, desde trabajos de oficina, trabajos de almacén… hasta que comencé a trabajar en una cristalería y descubrí mi pasión.
Fue en ese momento en el que quise profundizar más y me matriculé en varios cursos de fusing, masters de técnicas para hacer vidrieras, cristal pintado…
Poco a poco me fui dando cuenta de que el trabajar el cristal es mi pasión.
Mientras me formaba seguía trabajando en la cristalería, viendo día a día cómo aportar más valor a lo que hacía. Pronto mi jefe dejó todo el peso de la cristalería sobre mis hombros y fue ahí donde me encontré cómodo, comencé a utilizar las técnicas que había aprendido en mis formaciones… cogí proyectos de restauración de iglesias, de vidrieras con fusing, aunque seguía compaginándolos con trabajos normales de cristal…
No hay nada mejor que probar, romper, volver a probar, intentar y hacer todo de nuevo! ¡Esto sí es aprendizaje!
Durante esta etapa crecí profesionalmente y fundé mi profesión.
Con los años la empresa tenía que cerrar dado que el propietario se retiraba, fue en ese momento en el que valoré qué hacer con mi vida, con mi profesión.
Lo que me pasó en este momento es que quise comenzar un proyecto por mi mismo, la decisión no podía venir en mejor momento, me cambié de barrio, busqué un local y me lancé a la aventura. ¿Cuál era la meta ahora? Crear un negocio estable, con mi filosofía de trabajo. Crear algo diferente. Vidrio Studio.